El arquitecto Livingston dijo:
“ La tierra no sabe de propiedad privada”
Y cuenta que cuando estudian arquitectura se les habla sobre la belleza, la comodidad, como disfrutar espacios y cuando llega la hora de la práctica, la hora de los contratos solo se habla de dinero.
Sabe de lo que habla. Con la experiencia de haber construido barrios en Cuba, de haber dictado seminarios, y haber escrito mucho se presenta a si mismo como cirujano de casas.
Y no se porque me ronda insistentemente en la cabeza, la idea de que Buenos Aires anda necesitando cirugía mayor.
Hoy la noticia del derrumbe y los muertos que ocasionó ha sido eclipsada (así lo ha determinado la agenda de los monopolios) por los casos de inseguridad (corregidos y aumentados) para el regodeo del morbo.
No importa que no se investiguen las responsabilidades tanto de las empresas que mandan máquinas y topadoras con total imprudencia, como del gobierno de la ciudad que no realiza los controles que debe. Lo que importa son los muertos; aunque crezcan aceleradamente la cantidad de casas con rajaduras, pérdidas de agua y temblores.
Y aunque se sepa que las causas que los provocan son absolutamente evitables, no parece existir la menor intención de un gobierno que pareciera, la ciudad solo es para el, un inmenso negocio inmobiliario.
Mañana puede haber otro derrumbe, y con 2, 3 o más muertos y, algún medio podrá publicar en tapa con total liviandad: “Un derrumbe causó dos (o más), nuevas muertes”
Dejo un reportaje a Livingston, que lo disfruten:
CONTRA LA CIUDAD – TELON
En San Telmo y sus alrededores Nº 11 Marzo 1998
Rodolfo Livingston es desde hace una década un ilustre vecino de San Telmo. Esta entrevista se realizó en su estudio de Juan de Garay y Defensa. El arquitecto, quien fue hace algunos años director del Centro Cultural Recoleta, trabaja actualmente como "cirujano de casas" y como asesor en Cuba Es reconocido asimismo como escritor. Su libro "Memorias de un funcionario" (sobre sus recuerdos en la dirección del Centro Cultural Recoleta) es best seller. Pero en este diálogo, polémico, inquieto y entusiasta, opinó sobre otros temas: la ciudad salvaje, y su proyecto para San Telmo. Criticó las "soluciones telón" para la ciudad. Sobre su barrio, opinó sobre la "mastilofilia", el enrejamiento de juegos y monumentos, la falta de bancos para jubilados en la plaza Dorrego y vertió otros conceptos con su particular estilo.- ¿En qué consiste su trabajo de "cirujano de casas"?
-De eso vivo, trabajo en el consultorio de arquitectura y doy varias ofertas de soluciones. La clave de mi trabajo es escuchar muy atentamente a la gente y no hacer mi proyecto sino interpretar. A veces el arquitecto tiene su idea y se impone, yo busco darle al cliente opciones posibles pero de acuerdo a sus deseos, que no siempre coinciden con el proyecto que traía. El elige.
-¿Qué reflexiones hace sobre las transformaciones que se están viviendo en la ciudad?
-Creo que todo es susceptible de ser empeorado. En ese camino está la ciudad de Buenos Aires en general. Las transformaciones son el mundo de los shopings, el incremento diario de los autos y el ruido. No hay un tejido peatonal para caminar. San Telmo es de los barrios más históricos y cruzan los colectivos rugiendo por una callecita como Defensa, que debería ser una zona de tránsito peatonal, como tienen todas las ciudades del mundo.
Hay una pérdida de los parques, los espacios verdes son invadidos por negocios, algo parecido hace la gente con sus casas edificando en el fondo o en el patio, armando laberintos oscuros e inhabitables. No hay un plan ni una idea global, que respete tanto el vacío necesario como el lleno.
El otro día en un ataque romántico anunciaron ¡Corrientes angosta! ¿Cuál es la idea? Un telón para proyectar diapositivas y videos de Gardel ¿Cuál es el pronóstico? Si va a ser cultural buscarán un sponsor. ¿Qué va a pasar en esos telones en el caso que prosperen? ¡Avisos: ¡compre, beba!, como si fuera poca la agresión visual que hay. Uno camina cuatro metros y para donde mire, sea hacia abajo, arriba, la izquierda o la derecha tiene cincuenta informaciones por metro cuadrado: en las tapas de las revistas, en los comercios, en carteles luminosos que se apagan o se prenden. Ahora en algunos colectivos te dicen "viaje informado". He visto gente con el walkman escuchando avisos y mirando otros que pasan con un cartel que avanza.
Un creativo dice "hay caries urbanas" que son los espacios entre los edificios. ¡Mal explicado, no son caries, son muelas que faltan! ¿Cómo sería lógico llenar lo que ellos llaman caries en la ciudad? ¿Con edificios en donde hay unas medianeras y un hueco? Sería mucho más barato construir viviendas allí, que hacer FONAVI en lugares lejanos, se economizaría así en el 30 % de cloacas y redes. Acá tienen además calles, comercios y un tejido de servicios. ¿Porqué no se ponen casas ahí?
De los hechos rescatables, De la Rúa hizo demoler dos o tres cosas hechas por los mismos radicales, como sucursales bancarias frente a las plazas en la gestión de Suárez Lastra. A la ciudad le sobra ruido, información y negocios pero le falta paz y un poco más de vida.
-¿Cómo se podría partiendo de su estado actual, formar una ciudad distinta?
-
Es que una sociedad que ha elegido como filosofía de vida al negocio a cambio de cualquier otra cosa, no puede tener una ciudad que no refleje eso. Igual uno puede tratar de encontrar su propio lugar. Dicen que los habitantes de Buenos Aires tienen tres metros de parque por persona, pero yo dispongo de 10.000 metros de verde, porque todos los días me doy una vuelta de una hora en bicicleta por la reserva ecológica y troto por ahí. Cuento con la suerte de poder hacerlo porque vivo cerca y no tengo que viajar dos horas para ir a trabajar.Cada uno puede tratar de encontrar su pequeña ciudad en su barrio pero, la posibilidad de transformarla para hacerla habitable, es muy difícil dentro de esta economía salvaje. Me gustan lugares como Florencia donde eliminaron los autos del centro, o Amsterdam que es un mundo de bicicletas.
Acá para llegar a la Costanera hacen bicicendas, otra hipocresía. ¡Para llegar a la Costanera Sur hay que esquivar camiones con acoplados y casi no hay veredas, es realmente un riesgo terrible! Por la autopista hay cascotes rotos. Es muy difícil llegar a la costa sano y salvo. Después en Puerto Madero no te dejan atar una bicicleta abajo, porque es mal vista por los porteros y por toda la mersada de allá. A mi me han llamado uno de esos guardias de seguridad diciéndome que no puedo dejarla. ¡Bueno hágame la multa! Como los tipos no pueden hacerla se quedan ahí. De la misma manera, en los countries no dejan plantar tomates, creen que es de pobres.
-¿Qué problema hay con la bicisenda?
-La bicisenda es para cumplir con las apariencias, como todo. A un gobierno- telón, al que lo que le importa es la cara y la imagen, le corresponde una ciudad-telón. La solución sería fomentar realmente el transporte urbano de pasajeros, la bicicleta, y que los vehículos no invadan la urbe.
-¿Qué le gusta de San Telmo?
-Todo menos el ruido, me gustan los vecinos, algunos bares y el parque Lezama a pesar de lo deteriorado que está.
-¿Qué cambios observó desde cuando llegó, a la actualidad?
-Una lucha en la que va perdiendo el arquitecto Peña paso a paso. Es un homenaje al ruido, a eso se agrega el horror al vacío, que predomina en la sociedad. No puede haber un espacio libre sin que los amigos de San Telmo le donen un mástil. En este país hay una mastilofilia, tenemos al parque Lezama con un gigantesco mástil, una bandera que tapa los árboles, esto no lo he visto en otros países. ¿Qué hace en medio de la plaza? ¿Después qué es? ¿Un subir y bajar la bandera todos los días? ¿Quién puede negarse a su donación? ¿un traidor a la Patria?, Pero mientras tanto, ¿que queda ya de la Patria y del país? entonces llenemos el mundo de mástiles.
En la plaza Dorrego, los pobres jubilados no tienen donde sentarse, pero está todo ocupado por las mesas de los bares. Hace poco vino un inspector, las sacaron a todas y al otro día estaban de nuevo. Eso sí, el mástil en el medio tendría que dejar lugar a toda la gente, incluyendo a la que no quiere o no puede pagar. La ley que se está armando en la ciudad es ¡consuma señor, consuma y sino váyase de aquí por favor que está sobrando! No es casual porque ese es el concepto de país que predomina desde el poder.
Hace poco estuve en Cuba en donde en todos los pueblos hay un bulevar, que es una calle peatonal. Las vidrieras tienen muy poco lujo, pero uno camina alrededor de la plaza donde no pueden circular los autos, (como en la ciudad de Santa Clara, que fue la que tomó el Che) y hay orquestas tocando gratis. La gente se acerca, baila y camina; se encuentra y se sienta sin escuchar los motores y así se mueve en su ciudad; lo que era un palacio en la época de Batista es un lugar donde se dicen poemas; hay una casa de la trova, otra de los tangos…
¿Cómo es pasear por un shopping? Es mirar el mismo producto, la misma vidriera una y otra vez. Un paseo- fideo, enroscado sobre si mismo.
-¿Cómo ve la transformación con las privatizaciones de los espacio públicos?
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Cuando el negocio prioriza sobre la vida el resultado es terrible. ¿Qué es más importante? ¿Una madre o lo que gana la prepaga? tenemos el país con mayor porcentaje de cesáreas del mundo, de un 30 a un 40 % cuando en las naciones en que la medicina está socializada el porcentaje está entre un 5 y un 10%, pero acá se fijan lo que le conviene al negocio, no a la salud. Todo está organizado con ese criterio, por ejemplo los ómnibus son manejados con choferes dormidos a los que les pagan poco para que sea mayor la renta de la empresa.
Las veredas no son transitables porque tienen carteles que son un negociado de Grosso. Dijeron "el sponsor va a poner gratis el techo para la parada de colectivos" ¡Mentiras! Pone un cartel, hace publicidad y dificulta el paso. La ciudad es la expresión física de la sociedad y nosotros tenemos una sociedad salvaje.
-¿Que haría si pudiera encargarse de la arquitectura de San Telmo?
(Livingston se entusiasma, agarra el grabador que está sobre la mesa, se lo acerca y empieza a hablar con la mano sobre el aparato usándolo de micrófono)
-Haría un San Telmo con menos vehículos -que no pasen por Defensa- con una peatonal alrededor de la plaza Dorrego todos los días, para que la gente se encuentre y haga vida social.
Los colectivos pasarían por las avenidas San Juan, Garay, Independencia o el Bajo. A nadie le importaría caminar dos cuadras a cambio de tener una ciudad en silencio. Acá los camiones con acoplados están pasando containers día y noche a toda hora por todas las calles. ¿Qué clase de barrio es ese? Solamente el domingo se lo regalan a los turistas. Una ciudad tanto para consumir como para vivir es lo que debemos tener. Sacaría los autos del ejido urbano central. Lo mismo que se hace en Barcelona, la Habana o Madrid. En Nueva York por ejemplo todos los domingos se clausuran diez o veinte calles por lo que casi no hay automóviles. Allí hay decenas de ferias y paseos los domingos, en plena calle.
Aquí la gente no usa la calle por los vehículos rugientes y porque las veredas están llenas de carteles que impiden caminar. ¡Acá hay mil quinientas ventanas y no hay nadie asomado, todas las persianas están bajas! La gente se ha vuelto para adentro. ¡Mira, no hay nadie!
(Livingston se para, se enoja, mira desafiante por la ventana y verifica su afirmación)
Vivimos en una sociedad que prioriza a los automovilistas antes que a los peatones. El dueño del automóvil es una víctima. Le han hecho creer que lo mejor que le puede pasar es trabajar gratis de chofer.
-¿Qué opina del enrejamiento de monumentos y juegos como en la Plaza que está en San Juan y Tacuarí?
-Es un síndrome. Ahora estoy sacando fotos al respecto. No debe haber otro país en donde pongan presos a los bustos. ¿Qué es eso? La gente no siente como propia a la historia, nosotros tenemos una enfermedad muy seria que este presidente agrava cuando dice ¡Hay que mirar para adelante! No sabemos quienes son esos próceres ni de donde venimos.
Pasado, presente y futuro son, en realidad, son una misma cosa, son el ejercicio de la identidad, que es la salud. Un loco es un tipo que no sabe bien quien es y por lo tanto no sabe que va a hacer. Nadie le pondría una reja a la foto de su padre.http://www.ensantelmo.com.ar/Sociedad/Calidad%20de%20Vida/Espacio%20Urbano/livingston.htm
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