viernes, 4 de septiembre de 2009
Centro Cultural Discepolo
Comunicado de cara a la batalla por la probación de la nueva Ley de Radiodifusión
El envío del proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales al congreso y el inicio de su tratamiento parlamentario, nos posiciona frente a un escenario político crucial que no admite medias tintas ni permite timidez política alguna.
El cimbronazo que significó el resultado electoral de junio último y el saldo político que arrojó, no sólo se tradujo en un duro golpe para el gobierno, sino que al mismo tiempo posibilitó una relativa recomposición de los sectores más reaccionarios que, embanderados en las políticas de coloniaje neoliberal y a caballo de las patronales sectoriales y los grupos monopólicos, afilaban sus colmillos dispuestos a venir por todo, intentando recuperar por cualquier medio el lugar arrebatado.
En este sentido, aquella derrota implicó más que un cachetazo para el oficialismo. Sus consecuencias recayeron también sobre las espaldas del conjunto de la militancia popular, la cual, más allá de la incertidumbre, se mostró de pie y dispuesta a pelear para continuar avanzando.
En el transcurrir de las últimas semanas, la aprobación en el congreso de las facultades delegadas y el veto parcial a la emergencia agropecuaria, sumado a la hábil y oportuna estocada al Grupo Clarín quitándole el manejo discrecional del millonario negocio del fútbol para pocos, dan cuenta de una lectura de la derrota electoral acorde a la necesidad de profundizar lo iniciado en el 2003 y dieron el impulso político que el oficialismo necesitaba para decidir afrontar la durísima pero fundamental batalla por desechar, de una vez y para siempre, la ley de la dictadura genocida que, aún en democracia, viene rigiendo el servicio comunicacional del país.
Como si este hecho por sí sólo no bastara, la pelea por una nueva y democrática ley de radiodifusión le apunta directamente a uno de los principales centros neurálgicos de poder económico concentrado y a uno de los engranajes fundamentales del sistema de colonización cultural al servicio de los sectores tradicionalmente dominantes.
Ya se advierte la reacción de los dueños y los gerentes de la información, quienes indignados vociferan ante el “peligro inminente” que acecha a la “libertad de prensa”. Lo único que expresa la furibunda campaña orquestada por los monopolios audiovisuales es el intento desesperado por conservar los formidables beneficios económicos que se esconden tras la “prensa libre” y los injustos privilegios que defiende el “periodismo independiente”.
La declaración de guerra proclamada por los grandes grupos económicos comercializadores de la información, principales beneficiarios de todas las políticas que entregaron al país y hambrearon al pueblo, y los aullidos de sus principales editorialistas, consecuentes apologistas de todas y cada una de las reacciones conservadoras y antipopulares de nuestra historia; no hacen más que dejar absolutamente claro de qué lado de la barricada encontrará la lucha al conjunto de la militancia del campo popular.
Es por eso que nos comprometemos a intervenir fuertemente en la batalla desatada contra uno de los principales núcleos de poder económico monopólico y uno de los instrumentos fundamentales de dominación cultural, acompañando con militancia activa el tratamiento del proyecto de ley impulsado por el gobierno, haciendo nuestro aporte en la lucha por la aprobación de una nueva Ley de Medios Audiovisuales democrática, plural y popular
CORRIENTE POLÍTICA E. S. DISCÉPOLO
La imagen corresponde al mural de Terribili cuando el Centro cultural estaba en Av. La plata.
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