miércoles, 2 de diciembre de 2009
El Forjista EL PENSAMIENTO DE MANUEL UGARTE
Por Norberto Galasso
-Leyendo un libro sobre la política del país encontré citada la frase pronunciada por el senador Preston en 1838: 'La bandera estrellada flotará sobre toda la América Latina hasta la Tierra del Fuego, único límite que reconoce la ambición de nuestra raza.
-¿Cómo no surgió una protesta en toda la América de habla española, cuando los territorios de Texas, California y Nueva México fueron anexados por los Estados Unidos?
-¡Oh, el país de la democracia, del puritanismo y de la libertad!. Los Estados Unidos eran grandes. poderosos, prósperos asombrosamente adelantados, maestros supremos de energía y vida creadora, sana y confortable, pero se desarrollaban en una atmósfera esencialmente práctica y orgullosa y los principios resultaban casi siempre sacrificados a los intereses o a las supersticiones sociales. Bastará ver la situación del negro en esa república igualitaria para comprender la insinceridad de las premisa proclamadas.
-¡Que destino el de nuestra raza! El derecho, la justicia, la solidaridad, la clemencia, los generosos sentimientos de que blasonan los grandes pueblos, no han existido para la América Latina donde se han llevado a cabo todos los atentados sin que el mundo se conmueva...Para nosotros no existe, cuando surge una dificultad con un país poderoso- y al decir país poderoso no me refiero sólo a los Estados Unidos sino a ciertas naciones de Europa-, ni arbitraje, ni derecho internacional, ni consideración humana. Todos pueden hacer lo que mejor les plazca, sin responsabilidad ante los contemporáneos, ni ante la historia...Así se instalaron los ingleses en Las Malvinas, o en la llamada Honduras Británica, así prosperó la expedición del archiduque Maximiliano, así se consumó la expoliación de Texas, Arizona, California y Nueva México, Estado asimilados a ciertos pueblos del Extremo Oriente, o del Africa Central, dentro del enorme proletariado de naciones débiles, a las cuales se presiona, se desangra, se diezma, y anula en nombre del progreso y la civilización.
-Desde Europa, fuera de la preocupación local que naturalmente acapara la atención en cada una de nuestras repúblicas, advertí dos cosas: 1) que entre las repúblicas latinas de América había lazos parecidos y analogías más profundas que entre las demás naciones del mundo, que esas analogías no era ideológicas, sino reales, no estaban basadas sobre declamaciones sino sobre una identidad de situaciones, de intereses, de realidad; y 2) que se difundía en América, que cobraba vigor y brío una abominable explotación de una nación fuerte sobre los débiles, que se acrecentaba una dominación injusta del grupo cohesionado y poderoso sobre el grupo débil y disperso.
-Nadie puede aplaudir los procedimientos expeditivos que emplean los boxers para combatir al extranjero, pero nadie puede tampoco exagerarse el horror de esos atentados... Cada pueblo se defiende de la agresión a su modo. El único responsable es el que ataca. Cuando Buenos Aires rechazó las invasiones inglesas, muchos ingleses perecieron quemados por el aceite hirviendo. Cada uno se defendió como pudo. Los que murmuran que la civilización no admite ese sistema de lucha, olvidan que tampoco puede admitir la tentativa de conquista que la provoca. El pretexto de 'civilizar' no engaña ya a nadie.
-Hay que desechar toda hipótesis de lucha armada. Las conquistas modernas difieren de las antiguas en que sólo se sancionan por medio de las armas cuando ya están realizadas económico o políticamente. Toda usurpación material viene precedida y preparada por un largo período de infiltración o hegemonía industrial capitalista y de costumbres, que roe la armadura nacional, al propio tiempo que aumenta el prestigio del futuro invasor. Por eso, al hablar del peligro yanqui no debemos imaginarnos una agresión inmediata y brutal que sería hoy por hoy imposible, sino un trabajo paulatino de invasión comercial y moral que se iría acreciendo con las conquistas sucesivas.
-A todos estos países no los separa ningún antagonismo fundamental. Nuestro territorio fraccionado presenta, a pesar de todo, más unidad que muchas naciones de Europa. Entre las dos repúblicas más opuestas de la América Latina, hay menos diferencia y menos hostilidad que entre dos provincias de España o dos estados de Austria. Nuestras divisiones son puramente políticas y por tanto convencionales. Los antagonismos, si los hay, datan apenas de algunos años y más que entre los pueblos, son entre los gobiernos. De modo que no habría obstáculo serio para la fraternidad y la coordinación de países que marchan por el mismo camino hacia el mismo ideal. Sólo los Estados Unidos del Sur pueden contrabalancear en fuerza a los del Norte. Y esa unificación no es un sueño imposible.
-Si hay quienes agonizan en la miseria no es porque falte con qué alimentarlos, sino porque una criminal retención de los productos en manos de una minoría de traficantes así lo determina, sino porque hay hombres que, más por inconsciencia que por maldad, trafican con el hambre de sus semejantes.
-Siempre he creído que el poeta, el escritor en general, debe intervenir en los debates de su tiempo. Fui uno de los primeros en decir que no es posible que los elementos pensantes de un país, los más capacitados, abandonen o desdeñen la tarea de dar rumbo a la nación.
-Si el proletariado abriga el propósito irreductible de emanciparse, sólo lo conseguirá afrontando al fin la responsabilidad de conducir sus propios asuntos. -Todos los escritores que predican la excelsitud del arte retórico y aristocrático, sin mezcla de inquietud contemporánea, han hecho, sin desearlo quizá, obras que son, en cierto modo, una propaganda en favor de determinada modalidad de vida.
-Sería monstruoso establecer que el arte debe callar y someterse a los intereses que dominan en cada momento histórico, cuando todo nos prueba que desde los orígenes sólo ha alimentado rebeldías y anticipaciones... Querer convertirlo, con pretexto de prescindencia, en lacayo atado al triunfo transitorio de determinada clase social, es poner un águila al servicio de una tortuga y desmentir la tradición gloriosa de la literatura de todos los tiempos.
-El escritor no debe ser un clown encargado de cosquillear la curiosidad o de sacudir los nervios enfermos de los poderosos, sino un maestro encargado de desplegar bandera, abrir rumbo, erigirse en guía y llevar las multitudes hacia la altísima belleza que se confunde en los límites de la verdad. Porque la verdad es belleza en acción y las excelencias de la forma sólo alcanzan la pátina de eternidad cuando han sido puestas al servicio de una superioridad moral indiscutible.
-Lo que hemos hecho hasta ahora no ha sido, en resumen, más que un arte colonial, arte de reflejo, belleza que no tiene ninguna marca local, ni en los asuntos ni en la inspiración, ni en la forma... Debemos bañarnos constantemente en los vientos universales. Pero una cosa es asimilar y otra pensar con cerebro ajeno. No hay razón para que la literatura siga siendo exótica, cuando tenemos territorios, costumbres y pensamientos que nos pertenecen...Nuestro pequeño caudal de agua tiene que buscar lecho propio en vez de sacrificarse y fundirse en el de los grandes ríos...¿Somos o no una nación autónoma? Si no lo somos, disolvamos la organización, renunciemos a la lucha y desgarremos las primera victorias para tender el cuello a la conquista. Pero si lo somos, si nos sentimos dueños de una tradición naciente, tratemos de alcanzar la independencia total afirmando en todos los órdenes la personalidad de nuestro pueblo.
-Yo también soy enemigo del patriotismo brutal y egoísta que arrastra a las multitudes a la frontera para sojuzgar a otros pueblos y extender dominaciones injustas a la sombra de una bandera ensangrentada. Yo también soy enemigo del patriotismo orgulloso que consiste en considerarnos superiores a los otros grupos, en admirar los propios vicios y en desdeñar lo que viene del extranjero. Yo también soy enemigo del patriotismo ancestral, de las supervivencias bárbaras, del que equivale al instinto de tribu o rebaño. Pero hay otro patriotismo superior, más conforme con los ideales modernos y con la conciencia contemporánea. Y ese patriotismo es el que nos hace defender, contra las intervenciones extranjeras, la autonomía de la ciudad, de la provincia, del Estado, la libre disposición de nosotros mismos, el derecho de vivir y gobernarnos como mejor nos plazca.
-Por eso es que cabe decir que el socialismo y la patria no son enemigos, si entendemos por patria el derecho que tienen todos los núcleos sociales a vivir a su manera y a disponer de su suerte, y por socialismo el anhelo de realizar entre los ciudadanos de cada país la equidad y la armonía que implantaremos después entre las naciones.
-Yo no he creído nunca que nuestra raza sea menos capaz que las otras. Así como no hay clases superiores y clases inferiores, sino hombres que por su situación pecuniaria han podido instruirse y depurarse y hombres que no han tenido tiempo de pensar en ello, ocupados en la ruda lucha por la existencia, no hay tampoco razas superiores ni razas inferiores...La desigualdad que advertimos entre la mitad del Continente donde se habla en inglés y la mitad donde se habla español, no se explica ni por la mezcla indígena, ni por los atavismos de raza que se complacen en invocar algunos, arrojando sobre los muertos la responsabilidad de los propios fracasos... mientras la burguesía yanqui adoptaba los principios filosóficos y las formas de civilización más recientes, una oligarquía temerosa y egoísta se apoderó de las riendas del gobierno en la mayor parte de los Estados del sur.
-La existencia de los pueblos, como la existencia de los individuos, está sembrada de odiosas injusticias. Así como en la vida nacional hay clases que poseen los medios de producción, en la vida internacional hay naciones que esgrimen los medios de dominación, es decir la fuerza económica y militar, que se sobrepone al derecho y nos convierte en vasallos.
-La expansión va perdiendo su viejo carácter militar. Las naciones que quieren superar a otras envían hoy a la comarca codiciada sus soldados en forma de mercaderías. Conquistan por la exportación, Subyugan por los capitales. Y la pólvora más eficaz parecen ser los productos de toda especie que los pueblos en pleno progreso desparraman sobre los otros, imponiendo el vasallaje del consumo.
-Yo no he creído nunca que la América latina sea inferior a la América sajona, yo no he creído nunca en las fatalidades geográficas, yo no he creído nunca que debamos inclinarnos ante la expansión de los fuertes.
-El imperialismo podrá aterrorizar a nuestras autoridades, apoderarse de los resortes de nuestras administraciones y sobornar a los políticos venales, pero a los pueblos que reviven su epopeyas heroicas, a los pueblos que sienten las diferencias que los separan del extranjero dominador, a los pueblos que no tienen acciones en las compañías financieras ni intereses en el soborno, a esos pueblos no los puede desarraigar ni corromper nunca nadie.
-Somos indios, somos españoles, somos latinos, somos negros, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa.
-Unámonos, unámonos a tiempo, que todos nuestros corazones palpiten como si fuesen uno sólo y así unidos, nuestras veinte capitales, se trocarán en otras tantas centinelas que, al divisar al orgullosos enemigo, cuando éste les pregunte ¿Quién vive? les respondan unánimes, con toda la fuerza de los pulmones ¡La América Latina!
-Allí donde hay un territorio latinoamericano en peligro, allí está nuestra patria.
-Dado que las primeras insinuaciones del imperialismo se operan por el vasallaje económico a que se somete la futura presa...el petróleo debe mantenerse exclusivamente en poder del Estado argentino.
-Un país que sólo exporta materias primas y recibe del extranjero los productos manufacturados, será siempre un país, será siempre un país que se halle en una etapa intermedia de su evolución.
-La nación suda, trabaja y se sacrifica para acrecer los dividendos que se giran a Londres, no sólo en la forma que fluyen de los balances sino por otros conceptos que escapan al contralor público e incluso de los poderes públicos.
-El interés de las compañías se siempre al de la economía nacional...La Argentina ha entregado los intereses colectivos poco menos que maniatados a las empresas ferroviarias.
-La neutralidad más estricta y escrupulosa debe ser, pues, la norma de nuestra acción diplomática, porque a la guerra no se va por simpatía romántica o por sentimentalismo literario sino por intereses reales...Las patrias latinoamericanas deben mantener, a toda costa, su independiente actitud, a pesar de la presión que sobre ellas se ejerce, a pesar de todas las conminaciones, a pesar del terrorismo intervencionista.
-...la guerra europea nos ha hecho comprender la importancia concluyente que tiene la información periodística para suscitar o enajenar simpatías. Todos sabemos que la opinión puede ser inclinada, dirigida, forzada o exaltada por la perseverancia de las indicaciones, por la forma de presentar los hechos, por la habilidad para graduar la situaciones, por la sutileza para desvirtuar sucesos contrarios, por el conocimiento de la psicología de cada pueblo, por el movimiento de timón casi invisible que se puede dar, en fin, a la verdad, para que repercuta ampliamente en las conciencias y se ensanche en las almas imponiendo determinadas direcciones colectivas.
-Virtualmente el sur del Atlántico pertenece hoy a Inglaterra y a los Estados Unidos...Desde los tiempos coloniales, Inglaterra ejerció en esas zonas una acción evidente con su flota comercial, apoyada en ciertos casos por desembarcos, bloqueos y hasta ocupaciones territoriales como se prolongan en Las Malvinas.
-La existencia de una oligarquía formada por terratenientes, viejas familias y extranjeros aliados a ellas, es un fenómeno común a la mayoría de las repúblicas latinoamericanas, donde a raíz de la independencia se formó un núcleo aristocrático, dentro del cual, por ironía del destino, los descendientes de los que encabezaron esa independencia apenas figuran como excepción, dispersados o anulados como han sido por la miseria o las alianzas populares. Este núcleo, transformado en fuerza gobernante, se halla en pugna cada día más con una burguesía inmigrada o autóctona y con la masa inclinada a reivindicaciones extremas.
-En realidad, la grandeza de los Estados Unidos no se ha hecho solamente con el esfuerzo de sus nacionales. Son las muchedumbres que han alimentado con el sudor de frente las plantaciones de la América Central, los cafetales de las Antillas, las minas de Bolivia y Perú, multitudes que no trabajaron para sí puesto que nada quedó en esos territorios. Son ellas las que han creado la verdadera riqueza y el esplendor de la nación del Norte, de tal suerte que se puede decir que el oro americano se ha acuñado con la miseria y con el dolor, cuando no con la sangre, de todo el continente sometido.
-Así como, en el orden internacional, hay para las Repúblicas de la América Latina un problema superior a todos los otros: la defensa de las autonomías nacionales frente al imperialismo, en el orden interior se impone una reforma por encima de todas las reformas posibles: la que ha de dar por resultado la repartición de la tierra...El latifundio se ha mantenido o ha prosperado de una forma de una manera monstruosa. Hay hombres que poseen zonas inmensas, verdaderos estados dentro del Estado...Del inaudito acaparamiento de la tierra por algunos, ha nacido una violenta desigualdad social y hasta una forma nueva de esclavitud: la esclavitud de los hombres que nacen, trabajan y mueren sometidos a un sistema dentro del cual la tierra, los víveres y cuanto existe pertenecen a un amo todopoderoso.
-El cristianismo en su diafanidad primitiva no estuvo nunca en tela de juicio. Lo que se puede discutir es la acción de sus representantes desde el momento en que la Iglesia se hizo oportunista y se erigió en defensora de cuanto combatió en los orígenes. Cuando se somete a los poderosos, sanciona injusticias, acumula tesoros, oprime a los débiles, colabora con la guerra y se afana por convertir su fuerza espiritual en fuerza temporal, entonces, pierde su aureola.
-Mientras la América Latina esté gobernada por políticos profesionales cuya única función consiste en defender los privilegios abusivos de la oligarquía local y en preservar los intereses absorbentes de los imperialismos extranjeros, ninguna evolución puede ser posible.
-Cuando se nos habla de la violencia, pareciera como si nadie supiera que ninguna nación se impuso violentamente en tan vastos territorios como Inglaterra, que simboliza ahora para algunos la legalidad. Basta abrir un mapa para contemplar el mayor imperio conocido. Trecientos millones de hindúes, en favor de los cuales clama Ghandi en vano, la mitad de Africa, Gibraltar, islas innumerables pobladas por enormes muchedumbres que trabajan y sufren para que los ingleses mantengan un standard superior de vida. En cuanto a Estados Unidos, vemos que pocas veces se ha ensanchado una nación con tanta rapidez, tan implacablemente. En siglo y medio quintuplicaron la extensión de su territorio absorbiendo y anexando la Florida, Luisiana, Nuevo México, Texas, Panamá, Puerto Rico, etc.
-Ha llegado la hora de realizar la segunda independencia. Nuestra América debe cesar de ser rica para los demás y pobre para sí misma. Iberoamérica pertenece a los iberoamericanos.
NG/
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