"Somos un gobierno que inaugura sueños" Cristina Fernandez de Kirchner

Rodolfo Walsh

Rodolfo Walsh
"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el Terror. Haga circular esta información".

miércoles, 24 de agosto de 2011

Invitación: La cocina de la ley


Se presenta el libro “La Cocina de la Ley”, sobre el proceso de incidencia en la elaboración de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, realizado por FARCO con el aporte de miembros de la Coalición.
También se mostrarán avances de la película documental “La Cocina (en el medio hay una Ley)” dirigida por David “Coco” Blaustein y Osvaldo Daicich, en la que relatan la lucha por la Ley de SCA y muestran experiencias concretas de medios.
Lunes 29 de Agosto a las 18

martes, 23 de agosto de 2011

Llegó el peluquero


Por Guillermo Martínez
Para LA NACION - ADN - Buenos Aires, 2009



Es de mañana y el hombre de bata azul, al que ahora todos llaman el Viejo, acaba de pasar casi una hora en el corral, alimentando a los conejos. Sale al jardín, donde está su esposa entre las plantas, y se agacha a su lado, frente a un cactus recién trasplantado. Un mechón de pelo lacio y gris le cae sobre los lentes. Tiene los dedos sucios y trata de quitárselo, molesto, con el dorso de la mano, pero el mechón vuelve a caer. Voy a necesitar un peluquero, dice, y conversan por un momento sobre el asunto. Los dos coinciden en que es peligroso salir.
No pasaron tres meses del ataque a la casa, y todavía están a la vista, en las paredes de adobe del dormitorio y en los postigos blindados de las ventanas, los abanicos de agujeros que dejaron las balas. La organización, aún desperdigada, alcanzó a reunir en este tiempo el dinero para fortificar la quinta. Levantaron la pared externa, construyeron un refugio con techo de cemento armado, cambiaron el portón de madera por puertas de acero con alarma eléctrica, erigieron tres nuevas torretas para dominar las calles laterales. Todavía, entre las torres, tendieron alambres de púas y redes flexibles para rechazar granadas. El gobierno de ese país caluroso y exótico, el único que aceptó recibirlos, avergonzado por el ataque, triplicó el número de guardias. Y aun así, él sabe que está condenado. Soy un militar, contestó a un diario hace poco, y puedo observar que todas las cartas están en mi contra. Sabe, también, que es el último de los históricos: a todos los demás ya los han alcanzado. Está solo, escribe su mujer, y caminamos por este jardín tropical rodeados de fantasmas con la frente agujereada. La casa es ahora una fortaleza, sí, pero toda fortaleza es al mismo tiempo una prisión. Ya no pueden pensar en salir. No te preocupes, dice la mujer, yo lo voy a arreglar: el peluquero vendrá.

El hombre entra en la casa y se dirige por un pasillo hacia la segunda prisión, más íntima, que es su estudio. Como parte de la rutina, entreabre al pasar la puerta del cuarto donde duerme su nieto y espera hasta que ve alzarse su pecho con la respiración. Una de las balas lo hirió en un pie durante el ataque, pero ya pasaron las noches de pesadillas y ahora duerme otra vez hasta tarde, protegido en el sueño y la infancia. Sieva es lo único que les queda vivo de sus hijos. Los tres, uno tras otro: muertos, muertos, muertos, ya forman parte también de la fila de fantasmas.

En su escritorio lo espera la pila de periódicos, su máquina de escribir, los quevedos para leer y los recortes subrayados: debe preparar las notas para el artículo que dictará a la tarde, sobre la movilización de tropas norteamericanas. Sólo se interrumpe para el almuerzo: despide a Sieva, que va a la escuela, y le pregunta a su mujer si pudo llamar al peluquero. Ella asiente: el peluquero vendrá, en algún momento de la tarde.

Segunda sesión de trabajo después del almuerzo. Ahora está sumergido en lo que -espera- será su libro definitivo, el documento detallado de la gran historia, su denuncia final. Pasan lentamente las horas. Un poco después de las cinco le avisan desde la entrada que tiene una visita. ¿Es el peluquero? No: es Jacson Mornard, el novio de su secretaria. Aquella visita es imprevista, pero sale al jardín para recibirlo. Es agosto, la época de las lluvias, y Jacson aparece con un impermeable doblado sobre el brazo. Es la primera vez que lo ve a solas. Su secretaria lo introdujo no hace mucho al grupo y a todos les resulta encantador: le regaló a Sieva un avioncito que planea, los lleva y trae en su enorme Buick, y aunque al principio sólo parecía interesado en los deportes y los autos, de a poco se fue acercando al movimiento. Viene a despedirse, está por viajar a Nueva York, y le trae una pequeña sorpresa: el primer artículo político que ha escrito, contra la teoría del “tercer campo”. ¿Sería tan amable de darle una mirada?

Los dos entran al estudio, y el Viejo se instala en su sillón. Muy cerca está el dictáfono, con los rollos impresos, y abandonada junto a los rollos, su automática calibre 25. En el cajón de la mesa guarda otro revólver, un Colt 38. Las dos armas están cargadas, con seis tiros. El Viejo se ajusta los lentes y se inclina para leer la primera página. Jacson se aproxima a su lado, como si quisiera seguir la lectura sobre su hombro. El Viejo no alcanza a ver el giro del brazo pero escucha el ruido horroroso del golpe que abre su cabeza y siente la punta cruel de hierro que penetra en su cráneo. Uno de los custodios escucha un gemido espantoso, largo, mitad grito y mitad llanto. El Viejo trata de luchar con Jacson y la sangre que mana de su cabeza empieza a manchar su bata azul. Llegan los guardas y golpean a Jacson hasta destrozarle la cara. El Viejo queda tirado en el suelo.
También caído, junto al escritorio, ve el pico de albañil, el piolet de hierro con el que Jacson acaba de atacarlo. Su esposa acude, desesperada, y trata como puede de contener la sangre mientras llega la ambulancia. Aparece Sieva, que vuelve de la escuela, y se asoma al estudio. El Viejo, con un susurro, pide que lo aparten. Llega por fin una ambulancia, que lo lleva a través de la ciudad, con las sirenas aullantes, hasta el hospital. El brazo izquierdo del Viejo está paralizado y su brazo derecho hace un extraño movimiento reflejo circular, sin poder detenerse. Cómo estás, le pregunta su mujer, aterrada. “Mejor, mejor”. Lo depositan en una camilla y empiezan los preparativos para una trepanación de urgencia. Una enfermera se acerca con unas tijeras y le corta por detrás los primeros mechones grises, que caen ensangrentados sobre la camilla. El Viejo mira a su mujer con una sonrisa triste. Llegó el peluquero, murmura.

© LA NACION

Lev Davidovich Bronstein, de 60 años, más conocido como León Trotski, no sobrevive al ataque y muere al día siguiente, el 21 de agosto de 1940. El verdadero nombre de Jacson Mornard era Ramón Mercader.

Todos los datos de este relato están extraídos del libro Trotski, México, 1937-1940, de Alain Dugrand y otros, Siglo XXI editores, 1992.

SABOTEARON LA MUESTRA "FAMILIAS QUERIDAS" EN EL CENTRO CULTURAL RECOLETA


DE ANGELA URONDO
Fue saboteada la muestra "Familias Q'heridas"


A solo 4 días de inaugurada la muestra "Familias Q' Heridas", encontramos que la misma fue saboteada en la tarde del domingo 21 de Agosto, día de gran afluencia de público en el Centro Cultural Recoleta, pero sin personal de seguridad en la sala en el momento del hecho ocurrido.

Hubo cuatro focos de violencia, a primera vista, se encontró que los elementos que componen la instalación "Cuarto de niño" de María Giuffra, habían sido desparramados por toda la sala, como así también el cuaderno de visitas de la muestra, que apareció revoleado por el piso, debajo de una de las vitrinas de la sala del fondo; ambos fueron daños menores que pudieron producirse en pocos segundos; en cambio para el otro, fue necesaria alguna pericia de parte del atacante, que se tomó el tiempo y el trabajo: de abrir uno de los marcos que contienen obra delicada de Giuffra, para introducirle por delante un papel con un dibujo de un pene hecho con la birome de la sala.

Por ultimo: Entraron al sector de las vitrinas de documentación y archivo, de donde fueron retiradas algunas de las cartas escritas por la abuela paterna de Jorgelina Molina Planas. Las cartas aparecieron arrancadas de donde estaban y tiradas en el suelo; afortunadamente, eran copias. Si bien no hay daños mayores, ni hubo que lamentar pérdidas de valor material ni afectivo, queremos manifestar nuestra preocupación, por la impunidad con la que fue intervenida nuestra muestra "Familias Q' Heridas" y decir que lamentamos el poco cuidado que el Centro Cultural le brinda a la obra de los artistas que cobija.

Angela Urondo, María Giuffra, Jorgelina Molina Planas, Victoria Grigera Dupuy y Ana Adjiman

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails

homenaje a Néstor

Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia -35º aniversario del golpe militar de 1976

RADIOS COMUNITARIAS

Te invito a pasar

Te invito a pasar
LA PATRIA ES HUMANIDAD!. José Martí

HONDURAS RESISTE - FUERA YANQUIS DE AMÉRICA lATINA

PRO FASCISMO- RENUNCIE!!!

NO LO SOPORTO!!!!!!!!

mapa

Pasen pasen, ya salen los choris!!

Dedicado al marmota de Macri


I made this widget at MyFlashFetish.com.

Leila

Leila
Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)

Resúmen Latinoamericano