"Somos un gobierno que inaugura sueños" Cristina Fernandez de Kirchner

Rodolfo Walsh

Rodolfo Walsh
"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el Terror. Haga circular esta información".

martes, 16 de noviembre de 2010

Saludo a todas las Margaritas, menos a una...


Amigos comparto con Uds, esta bellísima obra de amor

LA MAS BELLA MARGARITA:

Va mi recuerdo al Ruso Mauricio Rosencof excelente dramaturgo uruguayo y uno de los nueve dirigentes tupamaros presos conocidos como los rehenes .

Vivieron en horribles condiciones, soportando crueles torturas psíquicas y físicas; varios años enterrado en un poza de 2x1. -”solo nos visitaban las ratas y los milicos” (cuenta el escritor).

Esto fue relatado en la obra “Memoria del calabozo” en la que colaboró junto a Fernandez Huidobro.


La obra “La margarita” la escribió estando preso y fue llevada incluso al teatro.

Así rememora “el ruso” como escribió la margarita:

“…un día apareció en su calabozo un guardia y le dijo: “Ordena decir el sargento si usted es el escritor”. Èl, sorprendido porque los soldados tenían prohibido hablarle, asintió tímidamente y el guardia le espetó: “Ordena que le escriba una carta a su novia”. El arte de Rosencof logró convencer a la novia del sargento y se corrió la voz. “Eso tenía valor de canje”, detalla Rosencof, “a cambio de cartas y poemas conseguí cigarrillos, un pedazo de pan, una vez hasta un huevo duro. Yo ya tenía escrita La Margarita en la cabeza, y cuando un soldado me dejó la parte de adentro de una birome, la escribí en hojillas de fumar y la metí en el dobladillo de la ropa que mandaban a lavar a casa cada mes y medio. Así salió La Margarita”, cuenta el escritor….”


La Margarita es una historia de amor increíble, el texto es de una belleza me conmueve cada vez que la escucho, y lo hice por primera vez en el año 1994:
Jaime Roos le puso música.

Comparto esta bella poesía el día de Santa Margarita:
La Margarita


El Regreso

Usaba blusa blanca y pollera tableada
en paño ingles de paño azul marino
en su pobre roperito lo mas finito
con mocasines nuevos quedaba ni pintada
Yo miraba llegar su silueta delgada
lánguido el braceo el paso cansino
y se llenaba de duendes el camino
y palomas y plantas saludaban al hada
nadie vino a mi con más frescura
ni a nadie aguardé mas anhelante
volverla a aguardar fue la locura
locura aguardarla a cada instante
pero hay en su regreso tanta ternura
que aguardo y aguarda y vuelve palpitante.

Encuentro
La vi una mañana cuando iba al almacén;
la calle estaba llena de verano.
Llevaba un vestidito tan liviano
que el corazón se me fue para la sien.
Me sentí en el aire, sin sostén,
y un sudor tibio humedeció mi mano
cuando se fue con su pasito tan ufano
coqueteando la pollera en un vaivén.
Fue como si me hubiera dado cita;
desde entonces, a esa hora, la esperé.
Ella sin hablarme comprendió mis cuitas
y a veces me miraba con un no sé qué.
Me enteré que se llamaba Margarita
y sin deshojarla supe que la amé

Turbación
Cuando la muchachada copaba la esquina
y ella pasaba rumbo a algún mandado
la barra respetuosa se hacía a un lado
y ella saludaba lo más fina.
Era una ley no piropear a una vecina
además Margarita era un ser alado.
Leve el andar, el gesto delicado
una voz seriecita y cristalina.

Dejaba en el aire tal perturbación
que nadie hablaba ni con la mirada
y era tan honda nuestra conmoción
que sin causa para ser provocadas
cualquier motivo nos daba la ocasión
para trenzarnos ahí nomás a las trompadas...


Indiferencia
Llegó de portafolios bajo el brazo
la gente murmuró representante
saco blanco de frac muy elegante
la cara pintada camisa con lazo
el público respetuoso le abrió paso
saludo al tesorero con aire distante
y cuando solemne lo anunció el parlante
el contaba los pesos por si acaso
A Margarita le encanto ese caso
así que viví la performance murguera
entre al boliche amargado y caviloso
le pedí al Tincho una caña habanera
que fue lo que me puso lagrimoso
y me reí fuerte para ella lo oyera...

Conversación
La encontré en una velada familiar
matinée bailable del Club Tuyutí
yo era muy diquero y así cuando la vi
saque un cigarro y empecé a fumar
ella impresionada tuvo que admirar
la cancha de hombre conque recibí
su endomingada aparición que agradecí
con la leve seña de querer bailar
La tía que en el baile es todo un rango
le pregunta a la nena donde vas
pero al verme inofensivo con aire de guarango
le dice suficiente andá nomás
Entonces le hable bailando un tango
que le gusta más la típica o la jazz

El beso
Aquel atardecer era el día señalado
una amiga, Albita nos iba a acompañar
caminábamos los tres sin conversar
oscurecía un azul arrebolado
llegamos al fin al baldío abandonado
chircas, tártagos, rumor de mar...
y esperamos la noche para consumar
lo que fue primera nostalgia de enamorado
en la esquina vigilando se quedó la Albita
Emocionada de audacia, desfalleciente,
la voz precipitada cuando va y nos grita:
“Ahora... dale ahora que no hay gente”
Bajó sus pétalos mi Margarita...
y deje en sus labios un beso aún latente...

Lluvia
Aquel atardecer nos pescó el chaparrón
comentando el film que acabábamos de ver
riendo y de la mano
echamos a correr hasta que anclamos en un viejo portón
la calle desierta... nos dio la sensación
de que solo nosotros veíamos llover
el universo sin pájaros... vacíos... voraces
entonces callamos... ya en plena ilusión
la lluvia paró... y volvimos a andar
los faroles rielaban en la calle mojada
cuadras y cuadras sin poder hablar
la tarde oscurecía desolada
no nos podíamos separar
fuera de nosotros... no existía nada...

Nocturno
Crecimos, ella empezó a trabajar
en una farmacia del Cordón.
Salía a las 7 y en alguna ocasión
arreglaba mis cosas para irla a buscar
me pasaba en la vidriera para verla despachar
rubia, de blanco almidón
y eran tales sus gracias y mi metejón
que no había caso y me ponía a fumar
bajábamos del bondi en la otra parada
ganando dos cuadras para caminar
y mirando atentos que nadie viera nada
en los racimos de sombra nos íbamos a ocultar
Ella se limpiaba la boquita pintada
y aquello era una de besar y besar...

Golondrinas
Al salir del Metropol,
íbamos a un bar,
para hablar como mayores,
del futuro..

Era un tema manso, sin apuros
y el futuro, enorme, a qué apurar,
a qué apurar?

Allí, dichosos, nos dejábamos estar,
todo era diáfano, fácil, seguro,
cuando en su universo,
poético y puro, llegaba el mozo,
qué van a tomar?
y qué van a tomar?

Entonces lo mirábamos de medio lado,
con el desdén de los soñadores,
y con el yunte, apenas murmurado,
ella volvía a colgar cortinas de colores ,
y en la pared de un patio sombreado ,

golondrinas de yeso y otros primores...

Maga
Nos sentábamos en las rocas mirando el mar,
embriagados de sol y agua salada.
Ella reclinaba en mi su espalda dorada y adormilada
comenzaba a divagar
pieza a pieza armaba el ajuar
traje de novia, batería esmaltada
y cuando en su lista no faltaba nada
suspiraba un ya nos podemos casar
ese era el final feliz de la poesía
que con anhelos y vidrieras hizo
recostando su fresca piel contra la mia
yo quise con ella cuanto quiso.
Pero amé más que a la tierra... fantasía
a la Maga que la creaba con su hechizo.

Otoño
Aquella tarde de otoño era dorada
árboles y casas tras un tour amarillento
las copas calmas... el cielo tenue
el sol más lento... sus ojos sonreían
estaba enamorada...
Caminábamos los dos la hora encantada
en que el farol garúa su primer aliento
cuando salta a su paso un presentimiento
“...Dios mió...” dice... “ que nunca pase nada”
que puede pasar?... nada
nada va a pasar no se... no se...
“...es que todo es tan hermoso”
nos besamos con miedo
y volvimos a andar
pero tanto silencio se nos hizo penoso
entonces eligió hojitas secas para pisar
y el juego volvió el dorado más luminoso.

En la esquina – Final
Que misteriosa brisa de la memoria
refresca con el tiempo aquel amor
que misteriosa brisa del amor
refresca con el tiempo mi memoria
no hay final para esta historia
tierna sencilla... de puro candor
estuvo y está...
en pleno verdor...
viviendo su eternidad transitoria
en el entrevisto atardecer dorado
y en la hoja otoñal que crepita
en las calles de un barrio añorado
con faroles que encienden
la hora de la cittá
y en esas veredas... que camino confiado
porque se que en la esquina aguarda
Margarita...

Rosencof y Eduardo Galeano

1 comentario:

  1. Valioso homenaje a Rosencof!
    Adhiero!!!!

    "Qué misteriosa brisa de la memoria
    refresca con el tiempo aquel amor
    que misteriosa brisa del amor
    refresca con el tiempo mi memoria"

    Cálida imagen junto a Galeano!!
    No pueden ni podrán borronear la memoria.
    Hermosa entrada!

    ResponderEliminar

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